Reciclaje de muebles viejos. Acciones sostenibles para viajar responsable
En el verano de 2019, mientras estábamos diseñando una de nuestras experiencias más especiales (Sigue el Compás. Una ruta para conocer el Flamenco en Granada), se nos planteó la necesidad de disponer de unos asientos. Queríamos que nuestros viajeros descansasen mientras escuchaban a Antonio, el guitarrista.
Lo más económico eran los típicos taburetes de camping que venden en las grandes superficies comerciales, pero teníamos que ser consecuentes con nuestra manera de pensar. Así que comenzamos a buscar taburetes de madera, a poder ser fabricados en Andalucía. Sin embargo en una de nuestras visitas al pueblo nos acordamos de las viejas sillas de anea de la casa de la abuela. Esta fue la clave, nuestra búsqueda cambio de tercio, comenzamos a buscar taburetes de madera de segunda mano, antiguas y olvidadas en las casas de los pueblos. Antiguamente los muebles se hacía con madera de mayor calidad y más resistentes, pues la obsolescencia programada nunca se ha aplicado en los productos artesanos.
Encontramos los taburetes
Tras mucho buscar encontramos unos taburetes en Andújar. Nos pusimos en contacto con su propietario y concertamos una cita. Nos encontramos con 20 taburetes iguales, de anea, bastante sucios y algunos en mal estado. Sin embargo se veían robustos y con solera.
El dueño nos contó que pertenecieron a un antiguo bar abierto en Andújar en torno a 1950. Aquí fue cuando decidimos quedárnoslos. A la vuelta les dimos un repaso con agua, lija y clavos. Ahora la anea a vuelto a cobrar vida. Decidimos no pintarlos y conservar su apariencia original que, según nos comentó Antonio, quedaba más estético con la esencia de las antiguas cuevas del Sacromonte. Nos comentó que eso de pintar las sillas de blanco son «modernuras de ahora», así que hicimos caso a la voz de la experiencia.
Y así fue como unos taburetes que llevaban 40 años olvidados pasaron a ser el descanso de viajeros enamorados de Andalucía y del arte flamenco.
Escena costumbrista con silla de anea, probablemente de Sevilla. Manuel Cabral y Aguado Bejarano. 1850-1890. Museo Nacional del Romanticismo.
La anea
La espadaña, enae o anea es una planta que crece en pantanos y humedales. Está presente en casi todo el mundo llegando a formar verdaderas zonas impenetrables. Es una planta fuente y resistente que soporta bajas temperaturas. Sus usos son muy variados, tradicionalmente se ha usado para la manufactura de diversos objetos de cestería. En otros países como Bolivia se emplea para la construcción del casco de embarcaciones. Además el rizoma es comestible por su alto contenido en almidón. Al menos desde el siglo XVIII se usa la hoja de anea en el asiento de sillas. Durante el siglo XX se popularizó su uso y prácticamente todos nos hemos sentado en una silla de anea alguna vez en la vida.
Aneas o espadañas soportando bajas temperaturas.
La importancia de la conservación de esta planta en los humedales es de vital importancia para la sostenibilidad de estos hábitats. Sirve de cobijo y alimento a muchas especies. Al igual que los humanos, las aves la usan en la construcción de sus nidos. Pero quizás el valor más importante de esta planta es su capacidad para absorber metales pesados y sus cualidades para la depuración del agua.
¿Quieres conocer en qué visita especial usamos estos taburetes?
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Me ha encantado!! Que trabajo más bonito hacéis mostrando el trabajo artesanal.