El aceite en Jaén es mucho más que un producto. Es una cultura milenaria, una forma de vida y un gran negocio en el que participa una buena parte de sus habitantes. Que la provincia de Jaén sea la capital del aceite no es producto de la suerte, tiene unas razones climáticas e históricas especiales.
Degustar el aceite en Jaén es una verdadera experiencia, porque aquí se producen aceites de excelente calidad y por unas cuantas cosas más que os contamos a continuación.
Este post va a ser un poco más breve de los que habitualmente escribimos, pero os vamos a dar las claves para lanzaros a conocer el aceite de oliva en Jaén. Si queréis más razones para visitar Jaén, os recomendamos leer el post sobre los castillos de Jaén.
EL CLIMA ADECUADO
Sin duda Jaén tiene el clima perfecto para el cultivo del Olivo. A este árbol le gustan los inviernos no excesivamente fríos y poco húmedos (200-400 mm de precipitación anual) y veranos secos y calurosos. Es sin duda un cultivo de secano, pues sus hojas estrechas y duras están diseñadas para perder la mínima agua posible. En cuanto a los suelos, los olivos no requieren suelos especialmente fértiles, aunque sí con buen drenaje.
Todas estas condiciones se cumplen en Jaén, pero también se encuentran la mayor parte de las costas mediterráneas europeas, de Oriente Medio y del norte de África. Así que hay más cosas que hacen a este aceite tan especial. Prosigamos…
UN PAISAJE SINGULAR
Degustar el aceite en Jaén va más allá de saborear, también implica contemplar el espacio geográfico en el que se produce. Se estima que en Jaén hay unos 60 millones de olivos que, en ocasiones, cubren completamente el paisaje. A esto a veces se le llama “el mar de olivos”.
No queremos incurrir en una imagen idílica del olivo en Jaén. Este cultivo extensivo tiene sus pros y sus contras. En ocasiones se le llama “el mayor bosque de Europa”, pero un monocultivo dista mucho de la realidad de un bosque. Pero lo cierto es que no exige regadío y que se está avanzando mucho en las técnicas de protección de los suelos. Antiguamente todo se araba y se utilizaban productos que hoy son rechazados por el consumidor. En la actualidad el cultivo ecológico va ganando terreno y es habitual encontrar campos donde bajo los olivos crece la hierba.
En Jaén 600.000 hectáreas están dedicadas al cultivo del olivo, lo que supone el 78% de todo el territorio de la provincia. Disfrutar de estos bellos paisajes también es degustar el aceite en Jaén.
GENERACIONES DE BUEN HACER
Durante milenios los habitantes de Jaén han trabajado la tierra para conseguir el preciado aceite jiennense. Generaciones y generaciones de agricultores que han hecho de este cultivo la seña de identidad de la provincia. Degustar el aceite en Jaén es saborear un pedacito de historia.
El olivo procede de la adaptación del acebuche, una especie silvestre que crece de manera natural en los climas mediterráneos. Esta adaptación se atribuye a los pueblos que poblaban las actuales Siria y Palestina en torno a 2000-3000 a. C. Sin embargo en la Península Ibérica hay evidencias arqueológicas, al menos de la recolección y consumo de del fruto del acebuche desde el neolítico. Es el caso de El Garcel en Almería entre otros.
Ya como “olivo”, es decir, con la especie adaptada, se atribuye a los fenicios la difusión del cultivo por prácticamente todo el Mediterráneo. Las diferentes civilizaciones que habitaron la Península cultivaron y consumieron profusamente la aceituna.
Jaén fue durante buena parte de la Edad Media una tierra de frontera. Este hecho conllevó que los cultivos no se extendiesen demasiado por los conflictos bélicos. Será a partir de finales del siglo XV con la unificación del territorio peninsular bajo control cristiano, cuando se comience a proliferar el cultivo del olivo en Jaén.
Así llegamos a finales del siglo XIX cuando surge la verdadera explosión del cultivo del olivo en Jaén. A partir de este momento comenzó a extenderse casi sin límites hasta convertirse en la región del mundo con mayor producción de aceite.
APRECIADO EN TODO EL MUNDO
Las cifras sorprenden en Jaén. Aquí se produce el 20% de todo el aceite de oliva del mundo. También el 50% de aceite consumido en España. Con estos datos no es de extrañar que el aceite de oliva de Jaén goce de una fama internacional sin igual.
Pero el aceite de oliva virgen de Jaén no es solo conocido por la cantidad, también lo es por la calidad. El consumo de aceite, especialmente en crudo, es recomendado para elevar los niveles del colesterol bueno (HDL), reducir el colesterol “malo” (LDL), ayuda a controlar la hipertensión arterial y previene la diabetes. Todo esto es gracias a los ácidos oleico y linoleico, dos de los elementos que abundan en la variedad cultivada en Jaén. Y con esto pasamos al quinto y último punto del post.
PICUAL, LA VARIEDAD QUE HAY QUE DEGUSTAR EN JAÉN
Para degustar el aceite en Jaén, no vale de cualquier manera. Si bien más de 95% del cultivo de olivo se corresponde con la variedad “picual”, no siempre se comercializa pura, es decir, se mezcla con otras variedades. Esta variedad española tiene un elevado contenido de ácido oleico y antioxidantes naturales que hemos mencionado en el apartado anterior.
En nuestra opinión la mejor degustación de aceite de oliva es la de la variedad picual sin mezclas. Las características organolépticas son verdaderamente especiales. En su sabor se perciben matices afrutados y a tomate maduro; pero sobre todo tiene ligero amargor y picor final que son las señas de identidad del aceite de oliva virgen de la variedad picual.